Hola, espero que este primer blog que voy a realizar sea de vuestro agrado. El tema ya está muy trillado pero para principio creo que no está mal. Poco a poco se irá llenando mientras experimento con todo esto. Saludos!!

viernes, 24 de septiembre de 2010

Como descubrir al asesino (y contentar a tu mujer)

Como descubrir al asesino (y contentar a tu mujer)

Gracias a las recomendaciones de sus primeros lectores, ha sido el best-seller sorpresa del verano. De manera fulgurante se fue haciendo un hueco en las librerías, en parte porque su editorial ha apostado sin dudarlo: es un libro pensado para gustar a mucha gente.
John Verdon, su autor, es un publicitario retirado, un neoyorquino emigrado a la tranquilidad del campo que ha canalizado positivamente las novedades de su vida: más ocio, menos estrés urbano. Todo para emprender una nueva carrera como escritor, faceta en la que podrá aplicar algunas lecciones aprendidas cuando trabajaba como director creativo. Pero quizá sólo en un sentido, ya que no ha olvidado las lecciones más evidentes del marketing, y ha buscado un producto con un punto de partida llamativo, tratando de atraer la atención del lector desde la simple lectura de la solapa.
Así, una de las bazas comerciales de la obra de Verdon es su peculiar argumento. Un hombre recibe una carta que le insta a que piense en un número. Cuando abre el sobre que acompaña al texto, aparece el número que tenía en la cabeza. Quien ha enviado el sobre, además, parece conocerle muy bien. Tanto como para saber lo que está pensando y pretender vengarse por algún episodio del pasado. A partir de entonces, nos encontraremos con varios interrogantes, como el modo de realización de un asesinato en el que las huellas del criminal llevan hasta la mitad de un campo nevado para luego desvanecerse, o el desciframiento de las rebuscadas pistas que va dejando en cada asesinato.
Pero hay que añadir que el origen publicitario del autor también se deja notar en su estilo, con una prosa pendiente de lo que se quiere transmitir, poco florida, y en la que se hace patente un buscado efecto de síntesis. Y siendo éste junto al anterior un factor importante a la hora de convencer a los editores actuales para que publiquen un thriller, lo más llamativo de esta obra no reside tanto en el planteamiento de los hechos como en el perfil de Dave Gurney. Este protagonista aporta varios cambios respecto de viejos investigadores. Mientras el detective clásico tenía una peculiar relación con el género femenino, ya fuera por su actitud misógina o por su irresistible rudeza, el actual está mucho más cerca del humano común.
Un detective con responsabilidades
Por tanto, tiene problemas familiares, causados, en general, porque dedica mucho más tiempo a su trabajo que a su familia. Gurney no es excepción (y eso que está retirado) por lo que su matrimonio tiene frecuentes amagos de crisis. Dicho de otro modo, allí donde el detective clásico hubiera despachado con demoledora ironía a la mujer que pretendiera que le dedicase más tiempo, el actual se tortura pensando que está cerca de ser abandonado.
El otro cambio sustancial respecto de los viejos detectives es que mientras éstos hacían gala de su descreimiento, los actuales, como Gurney, están mucho más integrados en la sociedad. Cínicos, lúcidos (sabían que las apariencias escondían realidades sucias) e inconvenientemente inteligentes, los detectives del pasado tendían a vivir en los márgenes de una sociedad en la que no confiaban. Los actuales están atormentados, pero no porque la sociedad les desilusione, sino porque han debido pasar por duras experiencias sentimentales. El trauma de Gurney, que oscurece con frecuencia el tono del relato, tiene que ver con la temprana muerte de un hijo.
La otra novedad circula en sentido contrario, acercando a Gurney a los detectives más clásicos, lo que es sin duda el gran atractivo del libro. Sucede toda vez que su protagonista -ayudado, eso sí, por su mujer, bastante más lista que él- está mucho más cerca de aquellos maestros que solucionaban los casos. Lo consigue gracias a sus habilidades deductivas, más que emulando a quienes los resuelven atizando a los posibles sospechosos, o recogiendo meticulosamente pruebas de la escena del crimen.
Con todos estos elementos, y aunque los enigmas que plantea no son gran cosa, Verdon ha conseguido una novela entretenida, que se sigue con gusto y en la que Gurney y señora terminan por hacerse simpáticos. Y a un best-seller no se le pide mucho más…noticia del el confidencial
Ejercicio de clase

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