La historia de Occidente comienza en el Mediterráneo, en el Mare Nostrum, al cual se han asomado y asoman sus ciudades más antiguas, llenas de episodios misteriosos y enigmáticos. Así se nos narra en relatos mitológicos, a través de la literatura y la historia.
Ese Mar Interior, en el que se miran Europa y África, tuvo durante siglos una sola salida, el Estrecho, catorce kilómetros que separan las costas de Europa y África, en las cuales se encaran, frente a frente, Gibraltar y el Hacho de Ceuta, Escila y Caribdis, para Homero, las míticas columnas de Hércules.
En la antigüedad, el mar era la vía más rápida de comunicación con la que contaban. En su derredor surgían las ciudades más prósperas y por él penetraban todo progreso material e ideológico.
Los primeros navegantes que se aventuraban al fin del munco conocido, sabían que su pórtico se enmarcaba con las míticas Calpe y Abyla, y que ésta última, la más meridional, tomaba la forma del Elephas, el elefante citado por Estrabón. Luego, circunvalando el Hacho, se abría la acogedora bahía en la que más tarde se insertará Ceuta, como una perla en su concha de nácar, la perla colocada entre el pecho y la garganta del mundo, que cantó el poeta. Al fondo la silueta pétrea de Atlante, el monarca petrificado y condenado a sostener con su cuerpo el peso de la bóveda celeste.
Lejos de los relatos legendarios, la arqueología nos ha deparado, en los últimos años, un hallazgo de enorme importancia: el abrigo y la cueva de Benzú. El equipo director de la excavación ha anunciado ya que puede datarse con una antigüedad de 300.000 años, ofreciendo una nueva interpretación sobre la comunicación entre África y Eurasia. Es decir, que la demostración de que el hombre del Neanderthal atravesó el Estrecho daría una nueva interpretación al poblamiento de Eurasia.
Del mismo modo, la arqueología nos encauza a encontrar el origen de Ceuta en los fondeaderos que sus costas ofrecieron a los navegantes púnicos, y para los que algunos hacen de la Odisea derrotero primitivo. La sistemática prospección que realizan los profesionales ha dado como resultado el hallazgo de un poblamiento púnico en las inmediaciones de la actual Catedral ceutí, que fechan en el siglo VII-VIII antes de Cristo, lo que nos sitúa como una de las poblaciones más antiguas de Occidente.
Heredada por Roma la antigua factoría púnica, el establecimiento se convertía en una urbe industrial, con una evolución importante entre el II antes de Cristo y el IV después de Cristo. Fruto de las actividades marítimas de aquellos lejanos tiempos, el Museo de Ceuta ofrece hoy las piezas con las cuales se reconstruyó el ancla antigüa, y una colección de ánforas que pueden reputarse como de las mejores de la museística internacional.
En Roma está el origen de nuestro mundo, las raíces de la convivencia cultural, multiracial, ecuménica e interétnica. Bajo su dominio África y Europa formaron un sólo imperio. El Estrecho es enconces vía de comunicación y no frontera. Las provincial del norte y del sur son iguales: Occidente.
Nuestro actual territorio se puede dividir en cuatro partes: en el centro el istmo, la parte más estrecha, amurallada al norte y al sur; limitada por dos fosos - seco, el de Almina y navegable, el Real- el este y el oeste. La Almina es una península, que va ganando en altura para acercarse al Hacho, separada por la cortadura del valle. El campo exterior es la zona continental sobre la que creció la urbe en momentos expansivos como el actual. El Hacho, el punto más alto que siempre fue faro en el mar y atalaya para divisar la tierra, al otro lado de la población.
En el istmo aparece el primer núcleo de población, que luego se irá extendiendo hacia el este, con el surgimiento de diferentes instalaciones de salazón, y que limita a esta parte con la basílica paleocristiana del siglo IV, descubierta en las proximidades del foso de Almina y, al oeste, la necrópolis de las Puertas del Campo, hallada en las inmediaciones del Otero, fuera de las fortificaciones exteriores.
Lentamente estamos descubriendo una población romana industriosa y exportadora de sus productos, de sincretismo religioso demostrado en los restos de prácticas cristianas y de culto a Isis, con ajuares domésticos cosmopolitas y donde la moneda corriente no se limitaba al entorno. Incluso en lo funerario se han hallado sepulturas de muy diversas tipologías, pasando por enterramientos en ánforas y tégulas, así como sarcófagos marmóreos como el llamado "De las Cuatro Estaciones".
Poseída cuando no arrasada, por los vándalos y luego por los visigodos, su historia como ciudad comienza en el 534, al ser ocupada por los bizantinos que la fortifican y guarnecen, nombrándola Septon, de cuyo nombre derivarán los datos en las fuentes: Hepta Adelphoi, Septem Fratres... Entra entonces en la historia documental, en las fuentes, y se habla de una basílica y un obispo propios.
Púnicos, romanos, vándalos, visigodos y bizantinos son historia común al norte y al sur del Estrecho. Una historia de afectos y temores, de unos pueblos sobre otros, que tienen su eclosión en el inicio del siglo VIII, con la llegada del Islam.
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